Revista de
Comunicación
Audiovisual #4
 
Septiembre 2002

números anteriores #3

 

Retratos

Infinita rutina

Sonó el despertador, las 5 y media, se lavó la cara y puso la pava para el mate. Otra jornada de laburo espera por él en esa inmunda panaderia que dia a dia lo ve venir bostezando y con la mirada perdida, pero cumplidor. La inagotable rutina de la semana va llegando a su fin. Sus manos flacas pero habilidosas desarrollan innumerables tareas, embolsan el pan, barren, preparan facturas y por supuesto cuando llega enciende la radio y el dial se clava en la cumbia; para no cambiar en toda la mañana. Aunque a sus compañeros más antiguos no le guste demasiado esa música tampoco les molesta. Juan es un tipo querido por sus compañerismo y admirado por su tranquilidad y parsimonia, a veces excesiva y por eso tiene via libre para algunas cosas(por lo menos para la música). Antes le cambiaban la radio para gastarlo y hacerlo enojar pero la acentuada insistencia del muchacho y el correr del tiempo lograron que el entorno se acostumbre y ahora hasta ya saben la letra de alguna que otra canción.

La inagotable rutina de la semana va llegando a su fin. Su cuerpo delgado y su metro 70, se mueven ahora rápidamente en procura de cargar los kilos de pan en las camionetasque luego repartirán en la fria jornada invernal y sin excusa justificable debe llegar a destino. Vuelve adentro y comenta a los demás lo frio que está afuera, mientras se frota las manos y sigue su labor sin más trámite. En un rincón alejado, el "negro y "lalo" se rien, vaya uno a saber de qué, pero él ni se entera; está ilusionado con que llegue el domingo

La inagotable rutina de la semana llegó a su fin. El único dia de descanso de Juan se inunda de pasión por el club del barrio, el que lo vio crecer y en el cual vió, por primera vez, rodar una pelota. Allí comprendió lo que es a apasión y aprendió a llorar y a reir por los colores de una camiseta.

Se ilusionó con el sueño de todos, de pegarle como Maradona, pero él mismo excusa con un chiste su patadurez con la redonda: "no, yo no jugué a la pelota porque de chico me di cuenta de que tenia dos problemas: el primero, mi pierna derecha y el segundo mi pierna izquierda; ja, ja"

Su incesante buen humor y su permanente tranquilidad quedan de lado cuando el equipo sale a la cancha todos los domingos , ahí Juancito se transforma: ¡dale cobrá una vigilante!!, ¡que hijo de p...!!, ¡penal!¡penal!!¡¡la p...que te parió!

"Este no ve un carajo", comenta mientras vuelve a subir los escalones de la tribuna porque los habia bajado para insultar al árbitro. Va, viene, canta, alienta y sus inmensos ojos marrones, de penetrante mirada siguen atentos a cada jugada. Después sí, sigue cantando con la hinchada: "no veo la hora que llegue el domingo..." OHHH!... el grito de la hinchada, la pelota pasa besando el travesaño y Juan con su emoción a cuestas, colgando como un gato del alambrado va a llegar un inexorable ascenso que el club del barrio persigue desde hace tiempo.

El partido, como todo, llega a su fin y Juan lentamente sufre una metamorfosis emocional y vuelve casi inperceptible a su estado natural. De vuelta el lunes, la inmunda panaderia, los amigos, los compañeros de trabajo y las risas y la cumbia mañanera lo aguardan para seguir dándole forma a una infinita rutina.

Pablo Álvarez

ccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccc  

Revista electrónica de la cátedra de Comunicación Audiovisual de la Licenciatura en Comunicación Social / Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales / Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco/ Comodoro Rivadavia / Chubut / Patagonia / Argentina
| staff | editorial | email |